viernes, 27 de mayo de 2011

OFICIOS (fragmento)

Por el pasillo en sombras la fina alfombra de vapor que flota sobre el piso de cemento humedece los bajos de mis pantalones como si cruzara un campo al amanecer; está bien, porque son las siete y todavía es casi de noche.
El eco de mis pasos retumba sobre las baldosas del patio interno; me pego a la pared para dejar pasar un camión celular que entra lentamente por el portón verde; el paso es tan estrecho que casi no puedo respirar. El chofer me saluda: lo miro pasar con la mano levantada y sin reconocerlo. Los uniformes fusionan los rasgos individuales hasta promediar a todos en un mismo gris.
Una oficial de justicia con cara de sueño y un portafolios repleto de papeles apretado contra el pecho baja por la gastada escalera de mármol gris. Entre las sombras, el piso del hall central brilla todavía por la reciente pasada del escobillón. Miro hacia arriba como todos los días: los pasillos del Palacio están quietos y vacíos, aunque los ruidos del personal de maestranza anticipan los pasos y las voces que los llenarán hasta el atardecer.
Entro a uno de los ascensores que comunican las siete plantas del edificio; el ascensorista mueve sus palancas lustrosas elevándome lentamente desde la penumbra hacia la luz entre las inmensas columnas que sostienen el techo del Palacio. A pesar de los años que llevo viniendo aquí me siento insignificante (...)

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